Para la Mujer, por ejemplo, es totalmente natural el llanto, y a veces una imperiosa necesidad de desahogar el cupo de emociones. Cuando esta lleno a rebosar o algo la conmueve, se siente herida o la tragedia roza su vida y la sobrepasa, se derrumba, el llanto la sacude y las lágrimas fluyen rompiendo su dique de contención. Es entonces cuando la mujer se deja vencer sin oponer resistencia, mostrando su dolor, y después de esta fragilidad, poco a poco, se va serenando, pues a diferencia del Hombre, no está obligada a reprimirse, ya que el varón, socialmente, parece que si está obligado a mantener el tipo y guardar sus más intimos sentimientos y sobre todo aquellos gestos que podrían tenerse como debilidad.
La Mujer, por el contrario, puede echar mano de las lágrimas sin que por ello se la considere débil, y si muy humana. Y que duda cabe, que ellas, las lágrimas, pueden ser un elixir liberador que el hombre en gesto humano, está en su derecho de utilizar y expresar. Hombre y Mujer, amigos, ni mejor, ni peor, uno que el otro.... Tan solo diferentes...