Hombre y Mujer

lunes, 20 de febrero de 2012

Admitir, que la mente, el sentir y las emociones de la mujer, se mueven por motivaciones diferentes a las del hombre, no es para nada ofensivo para este, ni menoscaba el valor de la mujer. Todo lo contrario, es bueno admitirlo, y más saberlo, pues ello, ayudará y simplificará la natural convivencia de esposos, amigos, hermanos y también, "¿por qué no admitirlo?", la relación de madres e hijos varones.

Para la Mujer, por ejemplo, es totalmente natural el llanto, y a veces una imperiosa necesidad de desahogar el cupo de emociones. Cuando esta lleno a rebosar o algo la conmueve, se siente herida o la tragedia roza su vida y la sobrepasa, se derrumba, el llanto la sacude y las lágrimas fluyen rompiendo su dique de contención. Es entonces cuando la mujer se deja vencer sin oponer resistencia, mostrando su dolor, y después de esta fragilidad, poco a poco, se va serenando, pues a diferencia del Hombre, no está obligada a reprimirse, ya que el varón, socialmente, parece que si está obligado a mantener el tipo y guardar sus más intimos sentimientos y sobre todo aquellos gestos que podrían tenerse como debilidad.

La Mujer, por el contrario, puede echar mano de las lágrimas sin que por ello se la considere débil, y si muy humana. Y que duda cabe, que ellas, las lágrimas, pueden ser un elixir liberador que el hombre en gesto humano, está en su derecho de utilizar y expresar. Hombre y Mujer, amigos, ni mejor, ni peor, uno que el otro.... Tan solo diferentes...

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